"Nací para robar rosas de la avenida de la muerte". Charles Bukowski.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Noche ártica en Madrid



Cuándo entramos en el Neu!,
en el mismo momento que Nacho bajaba de los camerinos,
y él se  abrazó a mí
y pude sentir la grandeza del genio,
ya dí por bueno,
todo lo que pudiera venir después.
Lo de antes,
tortuoso viaje de metro inacabable incluido,
también había sido genial.
La compañía de Paz y Emilio,
fue anestesia milagrosa
para cicatrizar todos los daños
que habitan mis almas.
Sus palabras,
bañadas en sosiego,
a la espera de que se helara el resto del día,
dulce remedio para mis oídos,
cansados de escuchar cosas necias.
Después, ya tras el concierto,
con Iñaki pinchando “Groenlandia”,
con Josetxo,
con las chicas que deseé,
aquellas
que ya salen en más de un poema...
El Nasti,
la cerveza,
la comida china
a las cinco de la mañana.
Bendito regalo del cielo
en forma de exceso.
En nata y fresas
saborearía mil y una como esa.
Ante la bofetada gigante
de todo lo que me sucede,
yo antepongo hechos como éstos,
como escudo salvador.
Aunque alguien viera, ya con el sol,
a dos locos como Iñaki y como yo,
trazar una línea imposible
entre Malasaña y Bilbao,
buscando algo más,
que nunca termina de llegar.