"Nací para robar rosas de la avenida de la muerte". Charles Bukowski.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Primavera Sound

Estoy en el baño del Jaika,
aguantando,
a medio minuto de otra prórroga.
Solo un día más,
y comenzará el resto.
Los chicos acaban de cantarme
el cumpleaños feliz en euskera,
y me esperan fuera,
junto a una cerveza fría
y otra explosión de euforia artificial.
Mi reflejo en el espejo
es de un rostro demacrado
y azotado por los tedios,
de jornadas angustiosas,
en la búsqueda del por qué.
Preso perpetuo,
de ese error estratégico
que es, valorar lo deseado
y devaluar lo realizado.
Aquí me tengo,
o más bien me sostengo.
Como el sol,
cuando le mece la duda
de la noche enferma.
Cierro los ojos,
contengo la respiración;
se que es de las últimas.

jueves, 17 de marzo de 2011

Los malos (2ª parte)

Ha vuelto a venir,
un recuerdo en blanco y negro
(debes saber que sigo sin llorar tu muerte).
Y te veo en hilera,
junto a tus compañeros,
piezas de un material débil,
de éste puzzle,
que antes, ahora,
y después,
se llama España.
Me contabas,
entonces, que aunque fuera verano,
venía a ponerse la tormenta,
allí,
en Granada.
Os ponían de espaldas
y reunían al pelotón de afusilamiento.
Veiáis entonces a la muerte
venir a saludaros,
con aspecto de soldado ebrio,
y vuestro rostro,
balón de cuero desinflado,
se desencajaba.
Cuando daban la voz de fuego,
unos os echábais al suelo,
otros a llorar;
o soltábais un grito tan seco,
tan desgarrado,
que puedo escucharlo ahora,
al escribir estas líneas.
Tras el silencio,
venían las carcajadas.
Habían vuelto a simular
vuestra ejecución.
En ese momento,
me decías,
cuchicheando al oído,
que era tal humillación,
que lo mejor que os podía pasar
era haber sido fusilados de verdad.
A nosotros,
a quienes nos contábais todas estas historias,
que nosotros escuchábamos cabizbajos,
sin saber qué decir,
ni qué palabras escoger,
para un consuelo imposible,
ya que la historia
es imperturbable
e ignora sujetos y verbos.
A nosotros,
te decía,
ya nos han ejecutado.
No es que pretenda compararnos con vosotros.
Lo vuestro fue por heroicidad.
Lo nuestro ha sido por pura y dura
mediocridad.

lunes, 7 de marzo de 2011

El titubeo efervescente

Mutaré en beso,
e hibernaré en tus labios.
Pero aunque pase el invierno,
no querré despertar.
Soy un titubeo efervescente,
un abrazo que aprende a abrazar.
Si miro hacia adentro,
solo veo mar.
Si miras hacia fuera,
cuéntame que se ve.
Traigo hojas secas,
traigo algo parecido a un embalse,
con su dique y todo para romper.
Mutaré,
y cuando no vuelva la sordidez,
dejaré de empeñarme en estorbar.